«PATRIMONIO ABANDONADO: El turismo del pueblo». Artículo de DIARIO DE ALMERÍA (Rafael Espino, 27/01/16)

Por RAFAEL ESPINO | ACTUALIZADO 27.01.201
DIARIO DE ALMERÍA
http://www.elalmeria.es/article/almeria/2204934/turismo/pueblo.html

Los bienes culturales de La Chanca logran miles de visitas gracias al esfuerzo gratuito de sus vecinos Realizan rutas guiadas, todas ellas gratuitas Solo existen donativos para arreglar caminos y accesos

Almería explota sus bienes a medias; los que dan al mar y tienen que ver con el sol son los más recurrentes. Y del resto, la Alcazaba y poco más. Las atalayas de Torre García se caen al suelo, el Cortijo del Fraile apenas aguanta en pie, los torreones musulmanes cada vez ven el suelo más y más cerca, como parte de las murallas de la Alcazaba y al Cable Inglés le sobran piropos y le faltan un par de fases.

Pero siempre existirá el pueblo. Los que han crecido en el cobijo de las canteras califales y miran con recelo la forma en la que otras ciudades han colmado de cuidados su historia. No hay nada más que acudir a Granada para ser conscientes de ello. En el barrio de La Chanca, un grupo de amigos y conocedores del barrio creyó, hace más de tres años, que nadie tenía porque perderse los encantos de la zona, su basta historia como barrio fundador de la capital, la importante riqueza musulmana de sus calles o la importante industria que se generó siglos después con la fundición de plomo, por ejemplo, y sin ánimo de lucro. Todo por el barrio. Por eso decidieron crear una serie de rutas guiadas: «En ellas comprenderán los orígenes musulmanes de la ciudad; el protagonista es el fundador de la ciudad, Abderraman III. Hablamos sobre el asentamiento de la flota califal, el lugar del que salieron los cimientos de la construcción de la alcazaba, restos de murallas, torreones, chimeneas de la fundición de plomo, los caminos que llevaban al Poniente antes de la creación de El Cañarete», explica José Campoy, representante de la asociación La Chanca-Pescadería, conocedor del barrio y guía en estos multitudinarios recorridos. Sin ir más lejos, el pasado lunes se realizó la tradicional ruta de Las Palomas con una asistencia de 300 personas. Cantidades impensables para las organizadas por cualquier institución en la capital. Nunca se ha cobrado nada. «En esta última propusimos como donativo un euro con el fin de recaudar para poder invertir en el arreglo de accesos y caminos para personas que tienen algún tipo de movilidad reducida y porque muchas zonas son de difícil acceso», agrega Campoy. «Se trata de visitar un barrio lleno de luz donde los escritores, pintores y poetas han dado rienda suelta a sus creaciones. Consiste en ver la ciudad desde el que no se ve a menudo», agrega.

Desde hace un tiempo acá lo que se pretende es que las visitas también contribuyan con el aspecto socioeconómico del barrio. Así que después de cada ruta, que se suele celebrar cada quince días, se elige un bar del barrio para que todos los visitantes que lo deseen puedan disfrutar de la gastronomía de la zona y ayudar a sus establecimientos. El próximo recorrido se realizará por el Camino Viejo y ya hay un número suficiente de personas escritos como para llevarla a cabo.

Cada ruta ha recibido su nombre, está la de Las Palomas (o Ruta Califal), la del Camino Viejo y la Ruta del Hambre, con la visita a la Cueva de la Campsa, así como al el puerto comercial y pesquero, y la parte del faro rojo.

La forma de darse a conocer es sencilla: el boca a boca y las redes sociales. Y no hay más. No les ha hecho falta ninguna otra campaña para hacer que sus visitas guiadas sean las más numerosas de la capital. Y todo esto sin recibir ningún tipo de ayuda de las administraciones. «Hasta ahora la ayuda es cero, no contestan a ninguna de nuestras reivindicaciones», subraya Campoy.

La Chanca se ha convertido en un hervidero de noticias en los últimos meses. Las protestas por la olvidada Casa del Mar, las continuas demandas para que se termine llevando a cabo el más que prometido y abandonado Plan Especial de Reforma Interior (PERI), las malas condiciones en las que se encuentra el CEIP de La Chanca y la forma en la que las instituciones desprecian la mayoría de sus bienes históricos, a excepción de parte de La Alcazaba, no toda, porque las murallas del cerro de San Cristóbal se encuentran en un estado deplorable sin que nadie haya intervenido aún. Otras provincias sí tienen presupuesto para conservar su historia, en Almería los actos son lo principal, y, después, si sobra, que no es así, viene la conservación.

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